sábado, 8 de enero de 2011

Reflexiones sobre el low-cost

Hace unos días leí en internet cierta noticia que indicaba que la aerolínea británica de bajo coste Easyjet, había confirmado el encargo de 15 nuevos Airbus 320 con los cuales iba a ampliar las rutas en nuestro país y establecer bases en varias ciudades, una de las que se hablaba era Sevilla.

Andaba yo como loca de contenta por este motivo, cuando tropecé con otra noticia por la red: El alcalde de Santiago de Compostela estimaba una pérdida de unos 3.000 visitantes a raíz de la supresión de rutas llevada a cabo por Ryanair en dicha ciudad. Y es que al parecer, la Xunta de Galicia y la compañía irlandesa no lograron llegar a un acuerdo en cuanto a las ayudas que debía recibir la aerolínea por la prestación de tres rutas.

Y no es algo aislado, la prensa francesa estableció en 660 millones de euros las ayudas que Ryanair recibía en el conjunto de Europa, además de sevicios gratuitos. Entre estos los hay de lo más variopinto, desde la utilización gratuita de las pistas de aterrizaje hasta la limpieza de los aparatos.

Las ayudas se justifican como la mejor medida de marketing que pueda llevar a cabo una pequeña ciudad. Supongo que los planes de desarrollo turístico, las estrategias y el análisis financiero que vemos en nuestro Máster están al fin y al cabo supeditados a que el turista llegue al destino y que mejor manera que poner un avión con vuelos tirados de precio. También supongo que si las administraciones realizan semejantes inversiones es porque esperan que se cubran holgadamente los costes con los beneficios.

Sin embargo esta política de subvenciones no deja de ser controvertida y problemática.

Por un lado, suscita las iras de otras compañías aéreas, menos afortunadas, que indican recelosas que si se suprimieran las ayudas y subvenciones los balances de las low-cost no serían tan rentables. Por el otro, las lógicas rencillas locales. Galicia vuelve a servir perfectamente de ejemplo. La Xunta debe repartir su mapa aéreo entre sus distintos aeropuertos y aquí el panorama no hace más que complicarse pues pide dinero a los ayuntamientos para la concesión de una determinada ruta. Hace unos días leía en El País una noticia que reflejaba la ira del alcalde de Vigo frente a la política de vuelos de la Xunta. Ésta había ofrecido una ruta internacional a Vigo y a La Coruña por 250.000 euros. Ante la negativa a pagar semejante cifra por parte de los ayuntamientos antes citados, la Xunta ofreció la ruta de forma gratuita a Santiago. Obviamente, las quejas no se hicieron esperar.

En cualquier caso, las low-cost han encontrado un medio idóneo en una Europa plagada de subvenciones y localismos, aunque yo no puedo dejar de hacerme una pregunta, cuando compre mi próximo vuelo a un precio irrisorio.... ¿cuánto me estará costando realmente?



2 comentarios:

Rubén Méndez dijo...

la verdad es que desconocía totalmente este hecho, pero me parece fatal que se les de cualquier ventaja a ciertas empresas aunque por ello vayan a conseguir cierto beneficio posterior, no es justo para las otras compañías ya que están facilitando que unas pocas compañías puedan ofrecer precios más bajos con un mayor beneficio, por lo que creo que se debería acabar con este tipo de políticas.

Katia Paredes dijo...

No tenia idea de que algo así estaba sucediendo. Hace unos meses conversaba con una compatriota acerca de que las aerolíneas low cost lleguen a Sudámerica, sin embargo, si estos costes "extras" tendrían que asumirlo el estado peruano entonces creo que no podriamos disfrutar de esos "billetes low cost".